Las hojas de tabaco contienen nicotina, ésta se absorbe
rápidamente y llega al cerebro en unos 10 segundos lo cual explica su alto
poder adictivo. Un cigarrillo promedio tiene 1gramo de nicotina.
Los aditivos son fundamentales en la elaboración de un
cigarrillo y tienen dos funciones:
1- Manipular el contenido de nicotina (por ejemplo agregando
amoniaco, sustancia que aumenta la liberación de la nicotina)
2- Suavizar la aspereza del tabaco (por ejemplo agregando
azúcar, chocolate, miel, regaliz, mentol, etc.).
Se estima que el humo de tabaco contiene unos 7.000
componentes, de los cuales casi 70 son sustancias que producen cáncer (por
ejemplo: arsénico, benceno, berilio (un metal tóxico), 1,3-butadieno (un gas
peligroso), cadmio (un metal tóxico), cromo (un elemento metálico), óxido de
etileno, níquel (un elemento metálico), polonio-210 (un elemento químico
radiactivo) o cloruro de vinilo) y otros pueden ser tóxicos para el cuerpo
humano.
Incluye el gas
cianhídrico, un gas venenoso que reduce la capacidad del organismo para
transportar oxígeno y el monóxido de carbono (CO) un gas muy tóxico que
constituye del 3 al 6% del humo inhalado, éste interfiere en el transporte del
oxígeno a cada órgano del cuerpo.
El alquitrán es un residuo negro y pegajoso que se desprende
en el humo del cigarrillo, sus restos quedan depositados en el pulmón
obstruyendo los bronquios y afectando la respiración.
Los filtros, hechos
de acetato de celulosa, retienen parte del alquitrán y del humo antes de que
éstos lleguen a los pulmones del fumador. También enfrían el humo y lo hacen
más fácilmente inhalable.
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